María Belén Robles, de 69 años, falleció ayer desafortunadamente justo el día que le iban a entregar la casa que había construido durante los últimos 6 meses junto a un grupo de voluntarios, en la vereda Villa Rosa del municipio de Tauramena, Casanare.

María Belén vivía en condiciones infrahumanas y de extrema pobreza junto a su anciana madre María Jesús de 102 años y su hijo de casi 50 años, en un pequeño ranchito improvisado con plástico negro y palos a orillas del rio.
Constantemente la precaria vivienda era arrasada por las crecientes e inundaciones, por lo que los bomberos y defensa civil debían acudir frecuentemente a rescatarlos.
Hace 6 meses, luego de la terrible avalancha que acabó con los pocos plátanos que tenían sembrados, el líder social Simón Andrés Alfonso y el arquitecto Leison Jiménez decidieron unir esfuerzos para construir una casa digna que mejorara la calidad de vida de esta familia vulnerable, mediante la gestión de donaciones de materiales, dinero y trabajo voluntario de la comunidad, lograron adquirir un lote, diseñar la vivienda y levantarla ladrillo a ladrillo.

Empresas como Ciam S.A.S. y su gerente el ing. Diego Pérez, así como servidores públicos y ciudadanos del común aportaron su granito de arena. Incluso los hijos del maestro Rodrigo Carreño trabajaron arduamente en la construcción supervisados por el arquitecto Jiménez.
Lamentablemente ayer, justo cuando le iban a hacer entrega formal de las llaves de su anhelado hogar, María Belén falleció producto de problemas cardíacos y de neumonía crónica que padecía después de décadas de vivir en condiciones insalubres.
Si bien no alcanzó a disfrutar la casa, su conmovedora historia resalta la solidaridad de una comunidad por mejorar la calidad de vida de los más necesitados. La vivienda ahora quedará para su centenaria madre y su hijo con discapacidad.