
Yopal, Casanare. Un reciente siniestro vial en el municipio de Yopal puso a prueba no solo la capacidad de respuesta de los organismos de emergencia, sino también la invaluable conexión humana que puede gestarse en medio del dolor y la desesperación. En este escenario, destacó la figura de Tatiana Egüe, auxiliar de enfermería y socorrista del Cuerpo de Bomberos de Yopal, cuya labor fue fundamental para mantener estable a una persona que quedó atrapada en su vehículo.
Según relató la propia Tatiana Egüe, el llamado de emergencia llegó por una persona atrapada en un carro. Al llegar al sitio, la situación era compleja: el paciente se encontraba aprisionado por sus piernas. En ese momento crítico, las acciones iniciales se centraron en la comunicación constante y la toma de signos vitales para asegurar que se mantuvieran estables. Y es que, más allá de los procedimientos técnicos, la tarea fundamental fue la de comunicarse, tener empatía con el paciente y comprender profundamente cómo se sentía en ese instante, atrapado y desesperado por ser liberado.
Tatiana compartió las palabras que le dedicó al paciente en ese momento de angustia: «Dios está con nosotros, porque él siempre está con nosotros. Calmado, tome respiración, no se altere». Le explicó que alterarse solo complicaría más las cosas y desesperaría a quienes intentaban sacarlo rápidamente. Para su sorpresa y alivio, el joven demostró ser un paciente muy juicioso, acatando las indicaciones, tomando respiraciones y colaborando activamente. La verdad es que esta disposición facilitó enormemente el trabajo de rescate en medio de la tensión.
Además de las palabras de aliento, hubo gestos que trascendieron la asistencia médica. Tatiana sintió, quizás, el dolor del paciente y consideró que hacerle masajes en la espalda podría relajarlo en esa posición incómoda. Efectivamente, al preguntarle si le calmaba, el joven respondió que lo sentía muy tranquilo. Un detalle revelador de la conexión que se estableció fue que el paciente no quería que ella se alejara de su lado, pidiéndole que permaneciera ahí.
La posición en la que el joven se encontraba, atrapado, resultaba extremadamente cansada. Fue entonces cuando surgió una acción espontánea, nacida de la empatía: Tatiana le ofreció sus piernas para que se apoyara y pudiera descansar un poco. El paciente aceptó el ofrecimiento, utilizando sus piernas como punto de apoyo en medio de la difícil espera.
En los momentos de desespero, dolor y angustia por el rescate, el paciente le confió a Tatiana que no quería viajar, pero que lo hizo porque algo le presentía. Esto, según relató, estaba relacionado con problemas familiares previos. Ante esta confidencia, Tatiana le aconsejó no preocuparse por eso, que las cosas suceden por una razón y que no debía preguntarse el por qué, sino el para qué, considerando que todo era una lección.
La labor de Tatiana Egüe en este siniestro vial de Yopal es un ejemplo de cómo la empatía, la comunicación y el apoyo humano son tan cruciales como las habilidades técnicas en la atención de emergencias, demostrando que en medio de la tragedia, la conexión entre el socorrista y el paciente puede ser un pilar fundamental de fortaleza y esperanza.