
La ciudad de Cali, capital del Valle del Cauca, se vio sumida en una jornada de angustia y zozobra el jueves 21 de agosto de 2025, tras ser víctima de un devastador atentado terrorista. La explosión, registrada hacia las 6:42 p.m., ocurrió en las inmediaciones de la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez, en el norte de la ciudad, un hecho que sacudió la tranquilidad de sus habitantes.
El reporte preliminar entregado por las autoridades fue desolador: seis personas perdieron la vida y alrededor de 65 resultaron heridas, entre civiles y personal de las fuerzas de seguridad.
Según las primeras versiones y los indicios recabados en el lugar, la explosión fue causada por un camión cargado con cilindros bomba, estratégicamente ubicado por los terroristas cerca de las instalaciones militares con una clara intención destructiva.

La gravedad de la situación se acentuó al descubrir que otro camión, también con explosivos en su interior, se encontraba en la zona, aunque afortunadamente no logró ser detonado.
Los equipos de emergencia, conformados por la Defensa Civil, Bomberos y la Unidad de Gestión del Riesgo, trabajaron incansablemente en la zona. Su labor no solo se centró en la atención y traslado de los heridos y en la minuciosa verificación de la posible presencia de otros explosivos, sino también en las labores de limpieza para retirar los vidrios rotos y otros residuos estructurales que la violenta onda dejó esparcidos por las calles, un testimonio mudo de la fuerza del impacto.
Ante la magnitud de la tragedia, la Fiscalía, a través de su Dirección Especializada contra las Organizaciones Criminales, asumió de inmediato la investigación para esclarecer los hechos y dar con los responsables.
La reacción de la Alcaldía de Cali fue contundente: se ofreció una recompensa de hasta 400 millones de pesos por información que permitiera identificar y capturar a los autores intelectuales y materiales de este acto.
El alcalde Alejandro Eder, en un gesto de firmeza, ordenó la militarización de la ciudad y convocó un consejo de seguridad extraordinario, al cual se esperaba la asistencia del presidente Gustavo Petro, para coordinar acciones urgentes.

Adicionalmente, se reforzaron significativamente los protocolos de seguridad en toda la ciudad, se aseguraron las entradas y salidas de la capital vallecaucana, y se implementó una restricción al tránsito de camiones de más de cuatro toneladas, que rigió desde las 7:00 de la noche de ese jueves hasta las 4:00 de la mañana del día siguiente. Agentes de tránsito, con el apoyo de la Policía de Tránsito y Transporte, ejecutaron desvíos sobre la Carrera octava, desde la Calle 59 hasta la Calle 44, y establecieron cierres preventivos en el perímetro del comando de la Policía Metropolitana de Cali.
El presidente Gustavo Petro, al referirse a la dolorosa jornada de ese día que también incluyó el ataque en Antioquia, expresó con pesar: «Hoy ha sido un día de muerte en muchas regiones del país», y solicitó un minuto de silencio en memoria de las víctimas. El mandatario vinculó el atentado de Cali a las disidencias de las Farc, específicamente a la columna Carlos Patiño.