
Una violenta confrontación se registró el pasado 14 de septiembre en el asentamiento humano Flor Amarillo de Yopal, luego de que un grupo de personas, en su mayoría vestidas con camisetas negras y algunos encapuchados, intentaran tomar justicia por mano propia por el presunto hurto de una motocicleta.
En videos obtenidos de cámaras de vigilancia y publicados por testigos de los hechos, los individuos portaban armas contundentes, presuntamente armas blancas y al menos una persona cargaba un arma de fuego durante los altercados.
Los hechos comenzaron cuando, según versiones preliminares, una persona retiró una motocicleta estacionada en una céntrica calle de Yopal y la trasladó hasta el asentamiento Flor Amarillo.
Los supuestos dueños del vehículo, empleados de un establecimiento público, se desplazaron hasta el sector para recuperar el automotor, pero en lugar de contactar a las autoridades, iniciaron una violenta agresión contra varias personas, incluyendo a un hombre que fue golpeado mientras se encontraba en el suelo.
La principal preocupación de la comunidad, expresada a través de las redes sociales, sobre esta batalla campal ocurrida en el asentamiento Flor Amarillo de Yopal, alerta sobre la creciente presencia de grupos de «vigilantes» que asumen funciones que corresponden exclusivamente a los cuerpos policiales, presuntamente muchos de ellos portan armas de fuego y radios de comunicación, al parecer sin ningún control por parte de las autoridades.
Según versiones alternas de los hechos, la persona que retiró la motocicleta sería un maestro de construcción a quien un amigo le habría pedido el favor de recoger el vehículo, ya que aun se encontraba bajo efectos del alcohol y no estaba en condiciones de conducir, entregándole la llave de la moto, pero al llegar al lugar se habría confundido tomado una moto similar por error, caso muy común en motos de la misma marca.
Videos desde múltiples ángulos muestran cómo la gresca escaló a niveles peligrosos, resultando varias personas heridas.
La comunidad espera un pronunciamiento contundente de la Secretaría de Gobierno y el comando de la Policía respecto a estos hechos, que aunque no cobraron vidas humanas, representan un preocupante patrón de justicia privada que se viene repitiendo en la ciudad.