La izquierda colombiana ha puesto en marcha su maquinaria electoral, definiendo al senador Iván Cepeda como su candidato presidencial de cara a las elecciones de 2026. El experimentado político se impuso con una notable claridad en la consulta interna del Pacto Histórico, celebrada este domingo, aunque el triunfo desató de inmediato un debate profundo sobre la capacidad de movilización real del movimiento.
Los conteos, reportados por agencias y medios nacionales con escrutinios parciales y definitivos de la Registraduría, confirmaron la supremacía de Cepeda, quien consiguió aproximadamente 1.5 millones de votos, lo que representa cerca del 65.1% de los sufragios contabilizados. Este resultado dejó atrás a la exministra de Salud, Carolina Corcho, que obtuvo cerca de 680.000 votos, equivalentes al 28.7%. En total, la consulta del Pacto Histórico cosechó alrededor de 2.7 millones de votos en la jornada dominical, un tema que capturó la atención de muchos analistas.

Aunque la victoria de Cepeda fue contundente, el nivel de participación se convirtió en el principal punto de fricción y análisis. Algunos sectores calificaron la afluencia como baja. De hecho, analistas la describen como moderada, sobre todo al compararla con un padrón electoral que supera los 21 millones de votantes habilitados.
Desde la oposición, el senador Carlos Fernando Motoa, de Cambio Radical, no tardó en calificar la consulta como un «fracaso», aprovechando la diferencia con las cifras históricas de la izquierda: 3.2 millones de participantes en 2018 y más de 5.5 millones en 2022, jornadas donde se impuso el actual presidente, Gustavo Petro. Inicialmente, el Gobierno de Petro tenía la expectativa de alcanzar 3 millones de votos en este proceso.
Sin embargo, los expertos piden cautela antes de emitir un juicio concluyente sobre una baja votación. Es fundamental entender el contexto, pues esta consulta se llevó a cabo en la ventana de octubre, conocida en el panorama electoral como una «consulta fría».
Las anteriores mediciones de la izquierda se celebraron en marzo, apalancadas por las elecciones legislativas. En este sentido, la cifra alcanzada es significativa: 16 años después, el movimiento de izquierda superó 5.3 veces la cantidad de votos obtenida en su última medición previa a una contienda legislativa y presidencial.

El profesor y analista Jorge Iván Cuervo coincidió en que una afluencia cercana a los 2 millones de votos «no está mal», e incluso representa un camino válido para darle orden a los partidos.
No obstante, la lectura táctica es ineludible: la moderada participación obliga a la coalición a afinar una estrategia de campaña diseñada para ensanchar su base de apoyo, buscando persuadir a los votantes indecisos y a aquellos más moderados. Este esfuerzo será crucial si la meta es realmente disputar la presidencia en una elección general donde la capacidad de establecer alianzas será fundamental.
Inmediatamente tras conocerse el resultado, las reacciones oficiales se centraron en la necesidad de consolidar el futuro político. El presidente Gustavo Petro hizo un llamado urgente a la unidad y a la construcción de un “frente amplio” que logre agrupar tanto a sectores de la izquierda como del centro. Este gesto apunta directamente a consolidar nuevas adhesiones con miras a la primaria interpartidista que se proyecta para marzo de 2026.