Ante los riesgos en la distribución de combustibles líquidos en el país, la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas (ACP) propuso la creación de un Consejo Nacional de Operación (CNO), una instancia que permitiría mejorar la planeación y coordinación del suministro ante eventuales crisis.
El informe económico “Combustibles líquidos: energía de hoy y mañana”, presentado por la ACP, destacó que en 2024 se registraron 147 bloqueos en plantas y vías, más de 300 válvulas ilícitas en poliductos y 40 atentados contra oleoductos, lo que evidenció la vulnerabilidad del abastecimiento y la necesidad de un mayor control.
Según el presidente de la ACP, Frank Pearl, además de la creación del CNO, se requiere:
Habilitar importaciones de combustibles de manera estructurada.
Desarrollar nuevos poliductos y almacenamientos estratégicos.
Promover la libre competencia en la distribución de combustibles.
Aumentar la mezcla de biocombustibles y desarrollar combustibles sostenibles para aviación (SAF).
El informe reveló que el consumo total de combustibles líquidos en 2024 creció un 0,6% respecto a 2023, alcanzando un promedio de 347 mil barriles diarios. Sin embargo, el consumo de gasolina corriente cayó un 5,9%, mientras que la demanda de diésel aumentó en 5,2% y la de combustible de aviación (Jet A1) en 9,5%, consolidándose como el de mayor proyección de crecimiento.
Debido a los eventos coyunturales, fue necesario importar el 39% de la demanda de gasolina corriente, el 8% de diésel y el 2,4% de Jet A1. Para los próximos años, se estima que el país seguirá dependiendo de importaciones, con proyecciones del 35% en gasolina entre 2025 y 2030, del 10% en diésel entre 2027 y 2030 y del 16% en Jet A1 entre 2025 y 2030.
Durante 2024, la cadena de distribución de combustibles representó el 1,5% del PIB, generó 264 mil empleos y aportó $9,1 billones en impuestos al consumo de gasolina y diésel, de los cuales $5,2 billones fueron destinados al Gobierno Nacional y $3,9 billones a las entidades territoriales.
Finalmente, la ACP reiteró que garantizar un abastecimiento confiable, continuo y eficiente de combustibles líquidos es clave para la seguridad energética, la estabilidad económica y la prestación de servicios esenciales como salud, educación y transporte público.