
Un control de tránsito de rutina en el corazón de Yopal se tornó violento la noche del sábado 24 de mayo, cuando una mujer arremetió con insultos, agresiones verbales y un ataque físico contra agentes que realizaban su labor.
El incidente ocurrió en el parque La Herradura y ha generado una ola de indignación en la comunidad local.
Los agentes de tránsito, parte de una patrulla, estaban llevando a cabo controles de alcoholemia y verificación de documentos a motociclistas cuando interceptaron a una pareja. La situación escaló rápidamente cuando la mujer, identificada como Erizaida Romero Correa, reaccionó de forma violenta ante el requerimiento de los funcionarios.
Según los reportes, Romero Correa profirió palabras soeces y agresiones dirigidas específicamente a los agentes. Lamentablemente, la situación trascendió las palabras cuando la mujer agredió físicamente a Deyanira Achagua, una de las agentes de tránsito presentes en el operativo.
El golpe fue dirigido al rostro de la agente, quien, a raíz de lesión que le causó la agresión, recibió una orden de incapacidad.
Fuentes cercanas al caso indicaron que la mujer mostraba un estado de exaltación notable, si bien no se confirmó en el momento, este comportamiento hacía presumir una posible alteración debido al consumo de alguna sustancia o bebida, situación que deberá ser comprobada judicialmente por las autoridades.
Ante la gravedad de los hechos, la policía procedió a la captura de Erizaida Romero Correa. Ahora, deberá enfrentar la justicia y responder judicialmente por el delito de violencia contra servidor público.
El ciudadano no debe ver al Agente de Tránsito como su enemigo, pues estos funcionarios buscan hacer de que la movilidad por las calles sea más segura y los conductores y demás actores viales nos debemos concientizar, de que es nuestra responsabilidad cumplir las normas de tránsito y que estos operativos buscan reducir la altísima estadística de siniestros viales que se registran en la región y que tienen a Yopal en los primeros lugares a nivel nacional de muertes en accidentes de tránsito.
Es imposible no trazar un paralelo entre este caso de Cali y el ocurrido en Yopal. Aunque las circunstancias específicas varían, en Yopal una agresión física tras un posible estado de exaltación durante un control de alcoholemia y documentos, y en Cali, una agresión verbal y racista durante un control de parqueo ilegal, ambos eventos comparten un denominador común preocupante: la falta de respeto y la violencia ejercida contra servidores públicos que simplemente cumplen con su deber.
Ambos casos culminaron con acciones legales contra los agresores y ponen en relieve la vulnerabilidad de quienes trabajan en primera línea para mantener el orden en nuestras calles. Es un llamado de atención urgente a la ciudadanía sobre la importancia del civismo y el respeto hacia la autoridad.