En la reunión de mandatarios del Consejo de Seguridad, presidida por el ministro de Defensa en la Cámara de Comercio de Casanare, el alcalde de Maní, Ferney Chaparro, fue abordado por este medio de comunicación para pronunciarse sobre las denuncias registradas en los seis meses de su mandato. Ante esto, reaccionó de manera airada, evidenciando su falta de tolerancia.
Maní enfrenta actualmente una compleja problemática de seguridad y convivencia, agravada en los últimos meses, donde la percepción ciudadana es que la delincuencia ha desbordado a las autoridades. A esto se suma la aparente inoperancia de la administración municipal, que se ha ocupado más en disputas políticas con el concejo y la personería que en solucionar los problemas del municipio.
En menos de seis meses de mandato, Chaparro ha tenido que responder al menos tres tutelas que perdió debido a su arrogancia e intransigencia, como no destinar recursos para que operara la personería municipal. Aunque es una entidad independiente de la alcaldía, es responsabilidad de la administración destinar recursos para su funcionamiento, como lo dictaminó el juez que falló en su contra.
Algunos concejales y la comunidad han solicitado explicaciones sobre por qué tiene frenados los proyectos que se venían adelantando desde la administración anterior, los cuales ya tenían recursos destinados. Aparentemente, se han presentado situaciones desagradables entre los contratistas y el alcalde Chaparro, quien no ha dado explicaciones al respecto.
En cuanto a la convivencia ciudadana, ha sido un verdadero desastre. Uno de los hechos lamentables y bochornosos para las autoridades ocurrió hace pocos días, cuando seis sujetos, presuntamente palmicultores, irrumpieron armados con machetes en el hospital buscando asesinar a otra persona, poniendo en riesgo la vida del personal médico y pacientes. Este hecho quedó impune, pues no se capturó a nadie ni se individualizó a los responsables del ataque a la misión médica y la evidente tentativa de homicidio.
El señor Ferney Chaparro deberá tomar cursos de yoga o terapias de relajación que le permitan aprender a controlar su mal genio y tener una comunicación más asertiva con las demás personas, especialmente con sus contradictores políticos y la prensa, cuya labor es escuchar y difundir lo que los funcionarios plantean o formulan para sus comunidades.