El pasado 25 de febrero, durante una misa celebrada en el cementerio de Yopal, un incidente violento alteró la tranquilidad de la congregación, el Sacerdote Católico Manuel Mancera, conocido por su labor pastoral en la Iglesia Santa Rita de Casia en el barrio Las Américas de Yopal, se vio involucrado en un acto de agresión mientras oficiaba la ceremonia religiosa.
Según reportes de testigos, mientras el padre Mancera dirigía la misa, un individuo presente en el lugar estaba consumiendo bebidas alcohólicas y sustancias alucinógenas, además de reproducir música a un alto volumen; ante esta situación, el sacerdote solicitó amablemente que bajara el volumen para permitir el desarrollo adecuado de la ceremonia; sin embargo, la reacción del individuo fue agresiva y vulgar.
Tras retirarse momentáneamente del lugar, el individuo regresó armado con un cuchillo de considerable tamaño y se abalanzó hacia el sacerdote Mancera en un intento de agresión.
Este hecho desató el pánico entre los feligreses, en su mayoría adultos mayores, quienes presenciaron atónitos la situación.
A pesar del riesgo, el padre Mancera logró abordar un vehículo para escapar de las amenazas con el arma blanca; sin embargo, su huida fue interceptada por un grupo de individuos que, montados en al menos seis motocicletas de alto cilindraje y modelos recientes, atacaron a piedra el automotor.
A raíz de este violento incidente, el sacerdote Manuel Mancera sufrió afectaciones en su salud, manifestando dolores en su brazo izquierdo; como consecuencia, solicitó un breve período de receso para recuperarse física y emocionalmente.
En la misa posterior a este lamentable suceso, el padre Mancera aprovechó la oportunidad para dirigirse a la comunidad, expresando su preocupación por la seguridad en el barrio Las Américas y las zonas adyacentes al cementerio.
Destacó la necesidad de tomar medidas urgentes para frenar la creciente delincuencia en la zona, que incluso ha invadido lugares antes considerados seguros como el cementerio.
Ante la gravedad de lo sucedido, se espera una respuesta por parte de las autoridades locales para garantizar la seguridad de los ciudadanos y proteger los espacios de culto religioso en la región.