El pasado martes, comenzaron a circular rumores en medios de comunicación y redes sociales sobre la posibilidad de que el Gobierno Nacional esté considerando incrementar el impuesto del 4×1000 al 5×1000 como parte de la reforma tributaria que presentará en las próximas semanas. Según información revelada por Valora Analitik, la propuesta estaría contemplada en un borrador de la reforma, aunque solo se aplicaría temporalmente en 2025, para luego regresar al 4×1000.
Esta medida, de implementarse, sería una de las principales estrategias del Ejecutivo para enfrentar el desafío de generar estímulos para las empresas, al mismo tiempo que se busca recaudar 12 billones de pesos adicionales por año.
Sin embargo, la posibilidad de incrementar este impuesto, que grava las transacciones financieras, ha generado preocupación entre la población, dado el impacto que tendría en los contribuyentes.
El Ministerio de Hacienda respondió rápidamente a estos rumores, asegurando que “a la fecha no existe un documento oficial que desarrolle los puntos que se presentarán ante el Congreso de la República con la Ley de Financiamiento”.
En su comunicado, el Ministerio agregó que “cualquier información que circule en medios de comunicación y en redes sociales no es veraz”, intentando así desmentir la existencia de la propuesta.
No obstante, las declaraciones del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, durante el día de ayer a diferenes medios nacionales, han sido consideradas por muchos como vagas e insuficientes para descartar completamente la posibilidad de un aumento en el 4×1000.
Estas declaraciones, sumadas a la revelación de un medio de comunicación nacional que mostró la “metadata” de un documento presuntamente relacionado con la reforma tributaria, han alimentado las sospechas. Según estos medios, la metadata apunta a un funcionario de alto rango del Ministerio de Hacienda, identificado como Nicolás García Díaz, lo que indicaría que el Gobierno podría estar considerando seriamente esta medida.
El aumento del 4×1000 al 5×1000 supondría una carga impositiva adicional significativa para los colombianos, quienes ya enfrentan una serie de desafíos económicos. Este impuesto, inicialmente implementado como una medida temporal, ha sido objeto de críticas y debates desde su creación, y cualquier modificación en su tasa es vista con recelo por la ciudadanía.
Por ahora, la situación sigue generando incertidumbre, y queda por ver cómo se desarrollará el debate en las próximas semanas. Como dijo el ciego, “amanecerá y veremos”, y los colombianos estarán atentos a cualquier movimiento del Gobierno que pueda afectar sus finanzas.