En un ambiente cargado de tensiones políticas, la Convención Nacional del Partido Liberal decidió el 31 de octubre mantener a César Gaviria como director único de la colectividad. La votación, en la que Gaviria obtuvo 582 votos de un total de 749, estuvo marcada por denuncias de fraude y la intervención de la Policía para controlar el orden.

La controversia inició cuando seguidores de Luis Fernando Velasco, también aspirante a la dirección, solicitaron que el exministro pudiera dirigirse a los delegados presentes. Sin embargo, esta solicitud fue rechazada por la Secretaría General del partido, lo que generó protestas y la intervención policial.
Velasco calificó el proceso como “fraude vergonzoso” al señalar que se empleó un mecanismo de “silencio positivo”, en el cual los votos no emitidos fueron considerados como apoyo a Gaviria.
El senador Miguel Ángel Pinto defendió el proceso y afirmó que la decisión ratifica la independencia del Partido Liberal, asegurando que este no será un “apéndice del Pacto Histórico”. Según Pinto, mantener a Gaviria en el liderazgo garantiza la continuidad de los principios liberales sin influencias externas.

A través del medio La Silla Vacía, se denunció que algunos convencionistas reportaron fallas en el sistema de votación, lo que impidió que algunos participantes registraran su voto. Las fallas técnicas generaron cuestionamientos sobre la transparencia de la elección, especialmente desde el sector afín a Velasco y al representante Juan Carlos Losada, quienes pidieron un cambio en el orden del día, pero su solicitud fue rechazada por falta de votos.
La reelección de Gaviria refuerza la postura de una gran parte del partido que rechaza la cercanía con el gobierno de Gustavo Petro, mientras que el ala liderada por Velasco, quien fue ministro del Interior en la actual administración, quedó en desacuerdo.
A pesar de la oposición, el liderazgo de Gaviria fue ratificado, y el partido parece haber marcado una línea clara respecto a su independencia del gobierno actual.