
La noche del miércoles 24 de junio de 2025 marcó un antes y un después en el municipio de Bello, Antioquia, cuando un imponente deslizamiento de tierra se precipitó sobre la vereda Granizal, que hasta ahora deja un balance de 13 personas fallecidas y 11 reportadas como desaparecidas.
En medio de tanta adversidad, un destello de esperanza logró perforar la densa capa de tristeza. Un bebé fue rescatado con vida de la avalancha en Bello. Este milagroso hallazgo, que resonó como un canto a la vida en medio de la desolación, se convirtió en un símbolo de la resiliencia y la inquebrantable fe de aquellos que no se rinden. Su rescate ha sido un recordatorio conmovedor de que, incluso en los momentos más oscuros, la vida encuentra caminos para florecer.

La fuerza de la naturaleza impactó con dureza sectores como El Pinar y Altos de Oriente, transformando el paisaje y dejando una profunda huella de dolor y desolación. Desde entonces, las horas han transcurrido en un maratón de angustia para las familias y un esfuerzo ininterrumpido para los equipos de búsqueda y rescate.
A medida que el sol se ocultaba en aquella jornada de miércoles, el balance de la tragedia se tornó más sombrío. La Alcaldía de Bello, en su último reporte, confirmó la recuperación de otros dos cuerpos sin vida en la tarde, elevando la cifra de víctimas fatales de esta avalancha a trece personas.
Cada cuerpo rescatado es un recordatorio de la pérdida y un golpe al corazón de una comunidad que se une en el duelo. Los organismos de socorro, con una dedicación admirable, mantienen activas las labores de búsqueda para las doce personas que, según los informes más recientes, aún permanecen desaparecidas bajo los escombros y la tierra.

En este esfuerzo titánico, confluyen la valentía de los Bomberos, la experiencia de la Gobernación de Antioquia a través del Dagran, el compromiso de diversas secretarías de la administración municipal, y la fortaleza de los organismos de rescate y la fuerza pública.
La zona afectada se mantiene bajo estricta vigilancia, mientras la comunidad intenta asimilar la magnitud de lo sucedido y los equipos continúan su incansable labor. Este suceso lamentable nos recuerda la vulnerabilidad humana ante la imponente fuerza de la naturaleza y la urgencia de adoptar medidas preventivas y de respuesta ante tales emergencias.