
Lo que inicialmente se reportó como un accidente de tránsito en la vía Aguazul-Mani, a 20 kilómetros del municipio de la bandola, terminó siendo un violento ataque sicarial.
Dos hombres de nacionalidad venezolana, identificados como Jefferson Ochoa Cruz y José Eulises Padrón, fueron hallados sin vida junto a una motocicleta en la vereda Matepiña. Uno murió en el lugar, mientras que el otro falleció durante el traslado a un centro médico.
La Inspectora de Policía llegó al lugar tras el llamado de la comunidad y confirmó que ambas víctimas presentaban heridas de arma de fuego, una de ellas en el abdomen; según informa la comunidad, cuando la funcionaria se acercó a verificar los cuerpos, confirmó que uno de ellos aun estaba con vida y fue trasladado de inmediato, pero según información de las autoridades fallecio en el camino.
De inmediato, se activó el protocolo de investigación con las autoridades competentes.
Aunque no se han confirmado los motivos del crimen, fuentes extraoficiales indican que Jefferson Ochoa era dueño de un taller de reparación de electrodomésticos en Maní frente al parque infantil, le sobreviven una esposa y tres hijos, de los cuales dos son menores de edad. Sin embargo, se desconoce si él o su acompañante tenían antecedentes judiciales.
Este hecho se suma a una serie de violentos episodios en la región, donde presuntamente estarían ligados a la guerra que libran el Clan del Golfo y el Tren de Aragua, disputa territorial por el control del microtráfico.
Pese a los operativos policiales y las multiples capturas, los enfrentamientos no cesan, dejando a la comunidad en medio de un fuego cruzado que ya cumple casi un año y ha cobrado numerosas víctimas a lo largo y ancho del departamento.
Un grupo delincuencia qu se autodenominado Renacder Erpac, se pronunció en redes sociales manifestando que este hecho es producto de una vendeta entre los Venezolanos y de paso amenaza a los migrantes que residen en la región; lo que llama la atención de este hecho, es que en los últimos años, se pronuncian más fácil los grupos delincuenciales, que las mismas autoridades, las cuales en la mayoría de los casos guardan un profundo silencio, como sucedió hace pocos días con el caso de los tres militares heridos en Sácama, donde dio la impresión que no hubieran mandos institucionales ne la región, ya que ningún mando se pronunció al respecto.