Los enfrentamientos armados entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y una disidencia de las FARC en la región del Catatumbo, Norte de Santander, han dejado un saldo de más de 80 muertos, más de 20 heridos y aproximadamente 5.000 personas desplazadas.
La escalada de violencia, que inició el pasado jueves con el homicidio de un bebé de 6 meses y sus padres en una via de Tibú, ha provocado una crisis humanitaria en esta zona del país.
El gobernador de Norte de Santander, William Villamizar, calificó la situación como «muy triste» y señaló que algunos heridos fueron evacuados por vía aérea para recibir atención médica urgente. Por su parte, la Defensoría del Pueblo confirmó que, además de los asesinatos, se han registrado al menos 20 secuestros y decenas de heridos en medio de los enfrentamientos.
El ejército realizó una operación de asalto aéreo en el caserío de La Gabarra, municipio de Tibú, logrando rescatar a un líder social y a un familiar que estaban siendo perseguidos por miembros del ELN. Entretanto, miles de campesinos han huido hacia cabeceras urbanas como Cúcuta, Ocaña y Tibú, e incluso algunos han cruzado la frontera hacia Venezuela, buscando refugio.
El Catatumbo, una región históricamente afectada por la pobreza y el narcotráfico, se ha convertido en un escenario de disputa territorial entre grupos armados ilegales que buscan controlar los cultivos de coca y los corredores estratégicos del narcotráfico.
El ministro de Defensa, Iván Velásquez, viajó al departamento y, desde Cúcuta, emitió un comunicado que generó polémica. En su intervención, afirmó: «Resulta inconcebible en una organización que se dice guerrillera y que lo que hace es recordarnos aquellas épocas del paramilitarismo realizando masacres, en acciones tan similares, yendo de casa en casa buscando a sus víctimas para ejecutarlas».
Las declaraciones del ministro fueron criticadas por sectores de la opinión pública, que consideraron que, desconocer los antecedentes de violencia y masacres cometidas por estos grupos en el pasado, demuestra una desconexión con la realidad del conflicto en Colombia por parte del Gobierno Nacional.
Entre tanto cabe señalar que despues de varios dias de masacre, el presidente gustavo Petro aún no ha realizado un pronunciamiento oficial al respecto, ni siquiera se a través de sus redes sociales, como tiene acostumbrado.
El pasado domingo, en los pasillos del alto gobierno, se empezó a escuchar un rumor de la posible declaratoria de “estado de conmoción interiro”; versión que toma cada vez mas fuerza, pero que implementarlo significaría un alto costo político para Gustavo Petro.
La situación en el Catatumbo pone en evidencia la necesidad de acciones contundentes para garantizar la seguridad y asistencia humanitaria a las comunidades afectadas.