La ola de violencia en Yopal parece escalar sin control tras un nuevo ataque sicarial que sacudió al barrio El Triunfo la noche del 28 de octubre.
Aproximadamente a las 9:30 p.m., la tranquilidad del sector se vio interrumpida por alrededor de 12 disparos, dirigidos a un grupo de personas que se encontraban en una cancha pública.
Durante el ataque, dos personas fueron alcanzadas por los disparos: Brayan Steven Rincón Peña, conocido como alias “Bazuco,” y otra víctima identificada como Jeferson Alexis Cordoba de 24 años, quien presenta 01 herida hombro derecho y abdomey al parecer es el hijo de un comerciante informal apodado “Guajiro.”
Rincón Peña fue trasladado de urgencia a la Clínica Casanare, donde falleció debido a las múltiples heridas que recibió. La otra víctima también se encuentra en el mismo centro asistencial, bajo cuidados intensivos y con pronóstico reservado.
Este último atentado se suma a una serie de agresiones violentas que han convertido a la capital de Casanare en un escenario de disputa territorial entre organizaciones delictivas, dejando a la comunidad en un estado de constante zozobra y temor.
La violencia que se está viviendo en Yopal es parte de una feroz guerra territorial entre organizaciones criminales de alto calibre, como el Tren de Aragua y el Clan del Golfo, que han traído a la capital casanareña su disputa por el control de actividades ilícitas, especialmente la extorsión y el microtráfico.
La presencia de estos grupos, con historial de violencia organizada, ha transformado a Yopal en un campo de batalla, afectando gravemente la seguridad de los ciudadanos y convirtiendo en una “costumbre macabra” el incremento de víctimas en las calles.
El conflicto, antes atribuido principalmente a delincuentes comunes, se ha intensificado con la llegada de estas organizaciones, que han escalado las agresiones y extendido su influencia, tomando barrios y sectores de la ciudad para sus operaciones.
Estos grupos no solo intimidan a la población civil, sino que además generan una creciente preocupación en el sector comercial, quienes han sido blancos de extorsión bajo la amenaza de violencia, según informaciones extraoficiales.
Las autoridades locales y la Policía han realizado esfuerzos mediante planes de seguridad y operativos para mitigar el impacto de esta ola de violencia, pero el avance de estos grupos organizados parece superar los recursos y estrategias actuales.
Los habitantes de Yopal demandan un incremento urgente en las medidas de seguridad, temerosos de que estos enfrentamientos continúen expandiéndose, afectando cada vez a más sectores de la ciudad.
La situación crítica que vive Yopal exige un replanteamiento de las estrategias de seguridad y una colaboración interinstitucional robusta para desarticular a estas organizaciones, cuya capacidad de influencia sigue creciendo.
Para la población, la presencia de estos grupos representa una amenaza directa a su tranquilidad y seguridad, y es inminente la necesidad de un plan integral que no solo contenga la violencia, sino que logre erradicar estos focos de delincuencia organizada de manera definitiva.