
La Casa Blanca anunció una decisión crucial que, por ahora, aleja el espectro de una escalada comercial con Colombia. El gobierno de Estados Unidos confirmó que no se anunciará un aumento de los aranceles sobre los productos colombianos, a pesar de las previas y resonantes amenazas emitidas por el presidente Donald Trump.
Esta postura fue corroborada por Kevin Hassett, asesor económico del mandatario, quien comunicó que «no hay ningún anuncio previsto por el momento». Este giro inesperado brinda un respiro temporal al comercio bilateral, que se había visto sometido a una intensa presión debido a la política proteccionista que caracteriza a la actual administración estadounidense. La confirmación llega apenas un día después de que el propio Trump advirtiera sobre posibles represalias comerciales dirigidas a Bogotá.

El conflicto se gestó en medio de una profunda crisis diplomática entre Washington y la capital colombiana. La tensión se disparó cuando Donald Trump acusó al presidente Gustavo Petro de ser un «líder del narcotráfico» y procedió a anunciar el cese de la ayuda económica hacia Colombia. La respuesta del líder colombiano fue contundente, al calificar al estadounidense de «grosero e ignorante con Colombia,» profundizando así la disputa bilateral.
Aunque la administración de Trump ha decidido pisar el freno en este momento, es fundamental recordar que Estados Unidos ya había impuesto una base arancelaria del 10% a las exportaciones colombianas desde el pasado mes de abril. Esta medida, implementada en línea con las tarifas aplicadas a otras naciones de la región, ya había modificado las reglas del juego comercial.

Las advertencias, sin embargo, se mantienen como una sombra persistente. Fuentes del Congreso norteamericano, como el senador republicano Lindsey Graham, cercano al presidente Trump, han reconocido que el equipo económico mantiene sobre la mesa «opciones de presión comercial» contra Bogotá. Lo que no descarta posibles sanciones para nuestro país, pero esta vez provenientes del Congreso de los Estados Unidos.
Por ahora, la postura oficial de la Casa Blanca es mantener la base arancelaria ya existente y evitar nuevas sanciones económicas. Pero la retórica incesante de Donald Trump en sus discursos más recientes sugiere que el tema está lejos de desaparecer, y podría ser usado como una herramienta política dentro de su estrategia internacional más amplia.
Ante este llamado de atención a las políticas del actual gobierno colombiano en materia de narcotráfico y seguridad, deberán reconsiderar temas como la fumigación con glifosato y los diálogos regionales, que son, sin lugar a dudas, dos de los puntos críticos de este tema en Colombia, con un ingrediente adicional, la inminencia de las elecciones presidenciales.
Mientras tanto, Trump sigue insistiendo en su plan de revisar los acuerdos comerciales con América Latina, enfocándose particularmente en aquellos países que, según su criterio, «no cooperan con los intereses estadounidenses». Colombia, en este delicado escenario, tiene la misión vital de equilibrar sus lazos exteriores para evitar que su relación económica con su socio comercial más importante se vea irremediablemente comprometida.
