Por: José Félix Lafaurie Rivera – 17 de Enero 2025.
Empecé a escribir estas líneas en plan de agorero frente al futuro de los diálogos con el ELN, pues en contra de las declaraciones retóricas de voluntad de paz, hablan duro los hechos de violencia que contradicen su discurso y los del entorno político del país y del mundo.
En efecto, a lo largo de las negociaciones, mientras el Gobierno dice y quiere una cosa en el marco de la Paz Total, otra muy diferente dice y hace el ELN, pero, en últimas, los hechos hablan por sí mismos, y no me refiero a los de 50 años de negociaciones fallidas y violencia indiscriminada, sino a los hechos más recientes, que hablan fuerte y estrechan el cerco a las negociaciones.
Sep. 18/24. A raíz del ataque a la base militar de Puerto Jordán, Arauca, con saldo de 3 soldados muertos y 26 heridos, calificado por el presidente como una acción que, prácticamente, “cierra el proceso de paz”, la delegación gubernamental declaró que su viabilidad solo podía ser recuperada con una “manifestación inequívoca” de voluntad de paz, que el ELN le negó ladinamente al proceso y al país.
Nov. 6/24. En reunión de acercamiento con el Gobierno, el ELN plantea como horizonte del proceso una “sociedad post capitalista”, es decir, comunista, y propone como meta para 2026 “avanzar lo máximo posible”. Pablo Beltrán, jefe negociador del ELN, ratifica que no habrá Acuerdo Final con el gobierno Petro.
Ene. 10. Maduro se posesiona como presidente de Venezuela, sin el reconocimiento de medio mundo, ilegitimidad que deja en entredicho la posición de país garante, mientras en Colombia se abre el debate entre la conveniencia y los principios.
Ene. 15. En la primera audiencia de confirmación como secretario de Estado, Marco Rubio calificó al ELN y las disidencias de las Farc como organizaciones narcoterroristas, al día siguiente del anuncio del presidente Biden de sacar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo.
Ene. 15. En carta al Comando Central del ELN, que recibió inmediato respaldo de exintegrantes de ese grupo ilegal y de firmantes del Acuerdo de Paz, el alto comisionado de Paz, Otty Patiño, hace acusaciones gravísimas, como las decisiones del 6º Congreso del ELN de asesinar a Gabriel Yepes, comandante de Comuneros del Sur, y a Álvaro Jiménez, jefe negociador con el Clan del Golfo. Según el alto comisionado, “La decisión de asesinar a Álvaro Jiménez la hemos sabido por ocho fuentes, todas confiables”.
Ene. 16. La delegación gubernamental informa que, sobre las acusaciones de Otty Patiño, se exigió explicación al ELN, obteniendo como respuesta que “no existen amenazas o planes como los mencionados…”. Alguien miente. ¿A quién podemos creerle?
Enero 16. Frente a un nuevo ciclo de diálogos, una vez más el ELN no pone sobre la mesa señales de paz, sino una sangrienta escalada de violencia en el Catatumbo, que el jefe negociador con las disidencias, Camilo González, califica de “declaración de guerra”. El presidente Petro anuncia un pronunciamiento oficial de la delegación gubernamental sobre los diálogos.
Enero 17. Termino estas líneas, ya no en plan de agorero, sino con la contundencia de los hechos que hablaron: El presidente Petro le anunció al país: “Lo que ha cometido el ELN en el Catatumbo son crímenes de guerra. Se suspende el proceso de diálogo con este grupo. El ELN no tiene ninguna voluntad de paz”. Lo había dicho Otty Patiño en su carta: “la paciencia del gobierno no es infinita”.
Ene. 20. Donald Trump tomará posesión como presidente de Estados Unidos y otro será el tono de la lucha contra las drogas y el terrorismo. Los hechos… seguirán hablando.