
Desde la Gran Muralla China, el presidente Gustavo Petro confirmó que Colombia firmaría la Ruta de la Seda con China. Esta iniciativa del país asiático busca fortalecer las conexiones comerciales y de infraestructura entre Asia, Europa, África y América Latina. El presidente Petro indicó que tanto América Latina como Colombia son libres, soberanos e independientes, y que las relaciones con cualquier pueblo del mundo deben establecerse en condiciones de libertad e igualdad.
El jefe de Estado aseguró que esta decisión representa un «paso al frente profundo» con China y América Latina. Recordó que antes existía una ruta de la seda que iba de China, pasaba por países árabes en el Medio Oriente, los turcos y seguía hacia Europa, y así se hicieron ricas ciudades italianas y se creó el capitalismo en esas regiones.
La representante Katherine Miranda criticó el anuncio, asegurando que este tipo de decisiones deben pasar por el Congreso de la República para su implementación. Afirmó que el Congreso no podía ser simplemente un espectador y que tenía la obligación de debatir, aprobar o negar compromisos que podrían afectar la soberanía económica y política del país.


Desde el sector empresarial, Bruce Mac Master, presidente de la Andi, declaró que la decisión del presidente Petro «puede tener muchos costos y ningún beneficio». Sostuvo que China no tenía interés en comprar productos de valor agregado, sino que buscaba desplazar industrias locales con «prácticas comerciales agresivas». Calificó como un error estratégico «plantear este acercamiento con China justo cuando EE. UU. busca aliados estratégicos», considerando que se estaba cometiendo «un error inmenso desde el punto de vista estratégico».
María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara Colombo Americana (AmCham), planteó una serie de preguntas al mandatario colombiano sobre la naturaleza de la firma: si se firmaría una carta de intención o se protocolizaría la adhesión, qué obligaciones adquiriría Colombia con la firma y qué obligaciones adquiriría China para con Colombia. También preguntó si el documento a suscribir contemplaba medidas para corregir la «inequitativa balanza comercial» con China, qué fecha se preveía para la entrada en vigor del mecanismo y si el texto a suscribir sería público.
Exministros también expresaron sus preocupaciones. José Manuel Restrepo, exministro de Hacienda, señaló que Colombia no necesitaba un memorando con China para fortalecer el comercio y que podría perder confianza, inversión y respaldo estratégico de Estados Unidos, su principal socio comercial y de inversión.


Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia y uno de sus principales aliados estratégicos en la región en temas de seguridad y lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. Durante el primer trimestre del año, Estados Unidos se consolidó como el principal socio comercial de Colombia con el 30% de las exportaciones, mostrando un crecimiento del 15%. La presidenta de AmCham advirtió que estos resultados debían llevar a una reflexión sobre el valor estratégico de la relación comercial con Estados Unidos, que representaba empleo, inversión, desarrollo regional y estabilidad.
La Ruta de la Seda, iniciativa propuesta por el presidente Xi Jinping en 2013, busca ampliar las rutas comerciales, marítimas, aéreas y terrestres de China hacia el mundo. Según las fuentes, no se trata únicamente de un convenio exclusivo o bilateral con China, sino para beneficios con ese país, no con los otros que también participan en el acuerdo. En América Latina, 21 países han firmado acuerdos de intención para este intercambio comercial, incluyendo a Ecuador, Venezuela, Bolivia, Chile, Uruguay, Cuba, Perú y Nicaragua. Panamá firmó el acuerdo en 2017 pero anunció que no lo renovaría.
Según análisis, la decisión podría tener implicaciones en decisiones de Estados Unidos hacia Colombia, como la certificación frente a la lucha contra las drogas y los recursos económicos destinados por ese país. Si bien Colombia aspiraba a fortalecer su posicionamiento con China, esto no implicaba una ruptura con Estados Unidos, sino buscar una economía fluida que lograra las virtudes de tener un socio comercial en Estados Unidos y abrir un nuevo mercado en Asia. Sin embargo, un experto advirtió que Colombia no estaba preparada para reemplazar un mercado como el estadounidense.

Un internacionalista consultado identificó un posible efecto político: una retaliación similar a las amenazas hechas a Colombia en enero por Estados Unidos, aunque no necesariamente un esfuerzo mayor de castigo, sino quizás considerar suficientes los aranceles del 10 por ciento.
Desde China, un portavoz del Ministerio de Exteriores afirmó que los países del Caribe tienen derecho a elegir a sus socios de cooperación con autonomía y rechazó que Estados Unidos adoptara una actitud «condescendiente» o intentara «dar órdenes» sobre sus decisiones en materia de infraestructuras.
Una vez concluidas las negociaciones, quedaba esperar las reacciones de Estados Unidos frente a sus socios comerciales en América Latina.
