
El presidente Gustavo Petro, actualmente en su gira diplomática por el Lejano Oriente, recibió la noticia del hundimiento del proyecto de consulta popular, hecho que expertos consideran una protuberante derrota frente a la oposición.
Según se pudo establecer, una estratégica jugada política de la senadora Paloma Valencia logró modificar el orden del día, ubicando en primer lugar la votación de la apelación presentada por congresistas del Pacto Histórico para revivir el proyecto de reforma laboral, la cual fue aprobada por mayoría.
Este movimiento le restó impulso a la convocatoria del Gobierno para la consulta popular, ya que, desde el punto de vista práctico, la consulta popular perdió vigencia.
Durante los minutos previos a la votación, el ministro del Interior, Armando Benedetti, realizó un intenso recorrido por las curules intentando conseguir los votos necesarios para salvar la iniciativa. Sin embargo, el ambiente en la plenaria se tornó caótico, con gritos y gestos acalorados entre los senadores.
Finalmente, el secretario del Senado anunció el resultado: 47 votos por el sí y 49 por el no.
El desenlace provocó una reacción airada del ministro Benedetti, quien, visiblemente alterado, estuvo a punto de agredir al secretario del Senado y arrebatarle la hoja con los resultados. La situación fue contenida inicialmente por la senadora María José Pizarro, aliada del Gobierno, y posteriormente por el senador opositor Carreño, quien se puso en medio del ministro y el secretario, para evitar un escándalo mayor.
Desde China, el presidente Petro se pronunció de inmediato. En su alocución, hizo un llamado a sus seguidores para realizar cabildos abiertos en todos los municipios del país, aclarando que las manifestaciones deben ser pacíficas, “alegres pero decididas”, y rechazó cualquier acto de violencia.
Además, ordenó a las Fuerzas Armadas que no levanten sus armas contra el pueblo, una instrucción que genera dudas sobre su viabilidad en situaciones donde esté en riesgo la vida de personas o sus bienes.
El mandatario cerró su intervención solicitando al Congreso reabrir de inmediato la discusión sobre la consulta popular, insistiendo en que es necesario “que el pueblo se exprese en las urnas”.