
Más allá de la prohibición de las corridas de toros, la Corte Constitucional de Colombia extendió su histórica decisión del 4 de septiembre de 2025 para ordenar la restricción total de otras actividades que implican maltrato animal, como las cabalgatas, los toros coleados, las corralejas y las peleas de gallos. Esta medida sorprendió a muchos, dado que estas prácticas habían sido inicialmente excluidas de la Ley No Más Olé.
La Corte Constitucional fundamentó su decisión en la premisa inquebrantable de que el maltrato animal inherente a estas actividades atenta contra los principios constitucionales de dignidad humana y el bienestar de los seres vivos.

El tribunal se negó a aceptar que el sufrimiento animal pudiera ser amparado bajo el pretexto de una “tradición cultural”, priorizando la protección de los animales.
Por ejemplo, el coleo, una actividad ecuestre que consiste en derribar un toro sujetándolo por la cola desde un caballo, fue específicamente señalado. La corte también desestimó la preocupación por el impacto económico local como una razón válida para perpetuar el sufrimiento animal.
Comprendiendo el arraigo cultural y económico de estas prácticas en diversas comunidades, el tribunal incluyó un parágrafo adicional de gran relevancia. Se estableció un plazo de tres años para que actividades como el coleo, las corralejas y las peleas de gallos se extingan por completo. Este período, considerado adecuado y necesario, tiene como propósito implementar procesos de reconversión laboral y cultural para las comunidades directamente involucradas. La intención es permitir una transición planificada hacia nuevas formas de entretenimiento y trabajo que no impliquen el maltrato de los animales.
Esta parte del fallo refleja una mirada empática hacia las personas afectadas, buscando un equilibrio entre la protección animal y el acompañamiento social. De esta manera, Colombia no solo fortalece su compromiso con los derechos de los animales, sino que también promueve una transformación cultural profunda, invitando a la sociedad a repensar su relación con el mundo natural. La ratificación de esta decisión judicial abrirá, sin duda, una disputa intensa entre los defensores del coleo y los animalistas, quienes ahora cuentan con una herramienta poderosa para imponer sus ideas.
