
El pasado 8 de abril de 2025, en una ceremonia realizada en el municipio de Villanueva, Casanare, fue entregado de manera digna el cuerpo de un joven que había desaparecido el 8 de agosto de 2001 en el centro poblado de Aguaclara, jurisdicción de Sabanalarga. La entrega se realizó luego de más de dos décadas de búsqueda por parte de su familia, quienes finalmente lograron identificar sus restos gracias al trabajo conjunto de varias entidades estatales.
La desaparición ocurrió cuando el joven, de 23 años, fue sacado a la fuerza de su vivienda por hombres armados que se movilizaban en una camioneta. En ese momento, se encontraba compartiendo con tres amigos. Desde entonces, no se tuvo más información sobre su paradero. La desaparición forzada, en el contexto del conflicto armado, fue una práctica común en la región durante esa época.

La familia del joven presentó en su momento una denuncia ante la Fiscalía General de la Nación. Años después, se tuvo conocimiento de un cuerpo sin identificar que había sido recuperado en el departamento del Meta y cuyas características coincidían parcialmente con las del desaparecido. Sin embargo, no se logró en ese momento una plena identificación.
En el año 2021, la familia acudió a la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), solicitando acompañamiento institucional en el proceso de localización. En octubre de 2024, tras una articulación entre la UBPD y el Grupo interno de trabajo de búsqueda, identificación y entrega de personas desaparecidas (GRUBE) de la Fiscalía, se reactivó el análisis de los restos hallados años atrás en el Meta.
Con la participación del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, se logró establecer científicamente que el cuerpo correspondía al joven desaparecido en Aguaclara. La entrega digna se formalizó con el acompañamiento de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV) y de la Alcaldía Municipal de Villanueva.
Durante la ceremonia, los familiares prepararon ramos con flores blancas como símbolo de despedida, memoria y dignidad. El cuerpo fue inhumado en un osario, lo que permitirá a la familia tener un lugar de memoria donde rendir homenaje a su ser querido.

