El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el lunes una pausa de 30 días en la implementación de aranceles a las importaciones procedentes de México y Canadá, luego de que ambos países tomaran medidas para abordar sus preocupaciones sobre seguridad fronteriza y tráfico de drogas.
La decisión evitó, por el momento, una escalada que habría llevado a Norteamérica al borde de una guerra comercial.
Originalmente, Trump había ordenado el sábado aranceles del 25% sobre las importaciones de México y Canadá, junto con un 10% adicional sobre el petróleo, gas natural y electricidad canadienses. También impuso un arancel del 10% a las importaciones chinas.
Estas medidas estaban programadas para entrar en vigor a la medianoche del martes, lo que generó amenazas de represalias por parte de ambos países y aumentó el riesgo de una crisis económica regional.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, anunció en la red social X que su gobierno nombraría un «zar del fentanilo», clasificaría a los cárteles narcotraficantes de México como grupos terroristas y lanzaría una «Fuerza de Ataque Conjunta Canadá-Estados Unidos» para combatir el crimen organizado, el fentanilo y el lavado de dinero. Estas acciones fueron clave para lograr la pausa en los aranceles.
Por su parte, México enfrentó acusaciones directas de la Casa Blanca, que calificó al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum como cómplice de los cárteles de narcotráfico, llegando a etiquetar al país como un «narcoestado». Aunque medios internacionales minimizaron estas declaraciones, el tema se convirtió en un punto central de las tensiones bilaterales.
La oposición mexicana ha insistido en que tanto Sheinbaum como su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, al parecer llegaron al poder con el apoyo de los cárteles, quienes presuntamente controlan grandes extensiones del territorio nacional.
Esta situación ha generado un desafío adicional para Sheinbaum, quien ahora debe demostrar la independencia de su gobierno frente al narcotráfico mientras negocia con Estados Unidos.
Aunque la pausa en los aranceles proporciona un respiro temporal, el riesgo de que se implementen en el futuro sigue latente, manteniendo la incertidumbre en la economía global. La comunidad internacional observa de cerca cómo se desarrollan estas negociaciones, que podrían definir el futuro de las relaciones comerciales en Norteamérica.
«A la presidenta de México le espera una ardua tarea: por un lado, negociar con un poderoso contrincante comercial y, por el otro, enfrentar el desafío de desvincularse de la etiqueta de ‘narcoestado’. Sin embargo, el daño ya está hecho.»