El cementerio municipal de Maní Casanare fue blanco de los vándalos, donde al menos 16 bóvedas resultaron destruidas y saqueadas. Los delincuentes sustrajeron boceles de aluminio, causando un daño significativo tanto material como emocional a las familias de los difuntos. Además, tres lápidas de vidrio fueron quebradas durante los hechos.
El concejal Edinson Silva denunció la situación y exigió una investigación exhaustiva para dar con los responsables. “No podemos seguir de brazos cruzados. La gente merece respeto y seguridad. Es hora de retomar el rumbo y trabajar por el bienestar de todos los maniceños”, manifestó.
Por su parte, un trabajador del cementerio, identificado como “don Rafael”, expresó su preocupación por el impacto de estos hechos en la comunidad y pidió a los habitantes no tolerar ni facilitar el robo de estos materiales.
Ante la gravedad del caso, la comunidad exigió a la administración municipal, encabezada por el alcalde, que tome medidas urgentes para reforzar la seguridad del cementerio.
Solicitaron además la contratación de un vigilante permanente y un mayor control sobre la comercialización de los materiales robados, con un llamado especial al gremio reciclador para que se abstenga de comprar objetos provenientes de las bóvedas saqueadas.