En una decisión contundente, una juez especializada de Bogotá ha responsabilizado a Carolina Galván Cuesta y a Nilson Bladimir Díaz Valenzuela por la desaparición de una menor de tan solo 23 meses de nacida. Este caso, que ha conmocionado a la opinión pública, revela la gravedad de los crímenes que afectan a los más vulnerables de nuestra sociedad.

La niña convivía con una tía de nombre Xiomara, la cual habría obtenido la custodia de la niña debido al comportamiento de su madre biológica que evidenciaba una estabilidad emocional que ponía en riesgo a la menor; Según los testimonios de su propia hermana, Carolina Galván atravesaba una situación emocionalmente inestable y no había mostrado interés en el cuidado de su hija.
El material de prueba presentado por la Fiscalía General de la Nación fue determinante para el dictamen de culpabilidad. Según la investigación, Carolina Galván recogió a su hija en enero de 2021, pero nunca regresó con ella. En cambio, se trasladó junto con la niña a la residencia donde convivía con Nilson Díaz Valenzuela, su pareja sentimental.
Durante el proceso judicial, la pareja proporcionó información contradictoria sobre el paradero de la menor, lo que generó aún más sospechas sobre su participación en su desaparición. Hasta la fecha, el paradero de la pequeña sigue siendo desconocido, lo que agrava aún más la gravedad de este caso.
La reconstrucción de los hechos por parte de la Fiscalía, basada en registros de cámaras de seguridad y testimonios, sugiere que la niña falleció y su cuerpo fue ocultado por la pareja a la orilla del río Tunjuelito.

Como resultado de estos hechos aberrantes, Carolina Galván Cuesta y Nilson Bladimir Díaz Valenzuela han sido condenados a la pena de 42 años y seis meses de prisión, además de una multa significativa. Esta sentencia envía un mensaje claro de que los responsables de delitos tan atroces como la desaparición forzada serán llevados ante la justicia y enfrentarán las consecuencias de sus acciones.
La condena de Carolina Galván y Nilson Díaz es un paso importante en la búsqueda de respuestas para la familia de Sara Sofía y para la sociedad en su conjunto. Sin embargo, también es un recordatorio sombrío de la violencia y el sufrimiento que enfrentan los niños en nuestro país y la necesidad urgente de proteger sus derechos y garantizar su seguridad en todo momento.