Nicolás Maduro, tomó posesión de su cargo para un nuevo período de seis años, en una ceremonia marcada por cuestionamientos nacionales e internacionales sobre la legitimidad de su reelección. Entre las acusaciones más graves se encuentra el fraude electoral, denunciado y comprobado por líderes opositores y gobiernos extranjeros.
En paralelo a su investidura, el gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal, anunció el cierre temporal de la frontera con Colombia hasta el próximo lunes, justificándolo como una medida para prevenir supuestas conspiraciones internacionales que buscarían desestabilizar el evento.
Bernal aseguró que la orden provino directamente de Maduro y pidió comprensión a las personas afectadas, especialmente a quienes cruzan la frontera diariamente.
Diversos gobiernos en todo el mundo, incluidos Estados Unidos, Argentina, Panamá y Perú, reiteraron su postura de desconocer a Maduro como presidente legítimo de Venezuela.
En contraste, el gobierno colombiano participó en la ceremonia de posesión a través del embajador Milton Rengifo. Aunque se argumentó la importancia de mantener relaciones económicas bilaterales, expertos destacan la afinidad ideológica y la amistad personal entre Gustavo Petro y Nicolás Maduro, como un factor determinante en esta decisión.
El líder opositor Edmundo González, quien había prometido estar presente en Caracas, permanece en República Dominicana. Analistas internacionales prevén que González podría ingresar a Venezuela una vez que Donald Trump, ferviente aliado del político opositor, asuma la presidencia de Estados Unidos el proximo 20 de enero.
El gobierno norteamericano reaccionó a la posesión considerada ilegítima de Nicolas Maduro, aumentando las recompensas por su captura a 25 millones de dolares, al igual que la de Diosdado Cabello por el mismo monto, mientras que la recompensa por la captura de Bladimir Padrino, lider de las Fuerzas armadas venezolanas quedó en 15 millones de dolares.