
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda tomar pausas activas de 5 minutos cada 2 horas para contrarrestar los efectos del sedentarismo. Y es que permanecer sentado o de pie por largos periodos dificulta el flujo sanguíneo, aumentando el riesgo de hinchazón, várices e incluso insuficiencia venosa crónica, un problema que afecta al 35% de los adultos en Colombia.
Según Angélica Romero, fisioterapeuta de la Clínica Vascular de Bogotá, «las pausas activas son una estrategia sencilla pero poderosa para mantener la salud venosa». Moverse con frecuencia, ya sea en la oficina, la universidad o el colegio, no solo previene molestias circulatorias, sino que también mejora la concentración y reduce la fatiga.
¿Por qué son necesarias?
La circulación venosa es el proceso que permite a la sangre regresar de las piernas al corazón. Cuando este mecanismo falla por la inactividad, las venas se dilatan, causando dolor, pesadez y, en casos graves, úlceras. Ejercicios simples como flexionar tobillos, caminar o estirarse pueden marcar la diferencia.
Tres ejercicios fáciles para incluir en la rutina:
1. Elevación de piernas: Sentado, levantar una pierna y mantenerla 15 segundos. Alivia la presión en las venas.
2. Puntas de pies: De pie, subir y bajar sobre los dedos. Activa la circulación en pantorrillas.
3. Rotación de tobillos: Girar los tobillos en círculos. Previene la hinchazón y mejora la movilidad.
Además de los beneficios físicos, estas pausas reducen el estrés y aumentan la productividad. Romero insiste en que «no se trata solo de moverse, sino de crear hábitos que protejan la salud a largo plazo». Para quienes ya tienen problemas venosos, las medias de compresión y terapias como drenaje linfático o fisioterapia vascular pueden ser aliados clave.
